martes, 8 de noviembre de 2011

*6

Me siento fatal pero es que no podría sentirme de otra manera, mi padre, mi ex novio, los exámenes, Mireia...
Al salir de casa veo la abolladura en el coche.
-¡Vaya día! -pienso en voz alta...
Era totalmente abobinable aquello que estaba pasando, parecía estar sacado de un libro de pesadillas, pero era mucho mas que eso, era la vida real, así que ya me lo montaría de una manera u otra para salir de aquello. ¿Como decirle a Mireia que deje en paz a David porque todavía siento algo por él?
Cuando llego a casa de Mireia por segunda vez, sin ni siquiera saber quien abre la puerta, alguien me da un abrazo, es David, reconozco su olor... 
Despues del largo abrazo, va a por la chaqueta y se abriga, yendo hacia la puerta para irse
-¿Dónde vas David?
-Vamos -contesta.
Me coge de la mano y me sube a la moto sin dejarme ni reaccionar.
Me tapa los ojos con un pañuelo y me pone el casco. El olor se me hace conocido, es el pañuelo que me quito hacia unas semanas que por lo visto aun conserva la fragancia de mi colonia.
Un buen rato después de ir en moto me baja con un cuidado increíblemente increíble, como cuando evitas que se te rompa algún objeto frágil. Y me destapa los ojos. Y allí estábamos, en el parque en el que aquel mes de abril, nos conocimos.
Saca de la parte trasera de la moto un albúm y  de dentro una foto de nuestra primera cita, en aquel mismo lugar. Con unas sonrisas que nos iban de oreja a oreja. Como se echa todo de menos, nada volverá a ser como antes, o eso creo yo...

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